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La Universidad de Caldas trabaja por el desarrollo universitario en tiempos modernos

La esencia de la universidad es la educación, así la sociedad espera una respuesta de la misma frente a los retos y desafíos cotidianos. La comunidad y sus actores clave demandan por lo menos una reflexión alrededor de los problemas y situaciones que inciden sobre las costumbres, la convivencia, la salud y la seguridad ciudadana.

El sector industrial requiere del concurso de la universidad en materia de investigación, innovación y desarrollo de soluciones tecnológicas. El campo y las ciudades, las artes y las ciencias, demandan herramientas y profesionales idóneos que orienten su desarrollo.

En esencia, la universidad es la entidad que forma profesionalmente quienes tienen la misión de transformar la sociedad.

En el caso de la Universidad de Caldas, tenemos claro el papel fundamental que estamos llamados a cumplir de cara al desarrollo de la región y de Colombia, desde la formación técnica hasta la postgraduada, que se han venido impartiendo a lo largo de sus 77 años de vida institucional, logrando una cifra que bordea cincuenta mil egresados.

A lo largo de este tiempo, no han sido ajenas las preguntas que nos hacemos como: ¿A quién se educa? ¿Cómo se educa? y ¿Para qué se educa?

Hoy, en medio de la transformación constante de las instituciones educativas, estas preguntas cobran vigencia, llevando a los centros de educación superior a dar respuestas acordes con las demandas de un mundo globalizado e hiperconectado.


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¿A quién se educa?

Colombia ha alcanzado hitos importantes en materia de cobertura en educación superior, logrando llegar aproximadamente al 52% de los jóvenes que están en edad de ingresar a la educación superior, siendo aún más valioso considerar que esta cobertura se ha dado por igual para ambos sexos.

En resumen, puede decirse que se ha avanzado en la democratización de la educación superior colombiana.

¿Cómo se educa?

En este aspecto se registran avances significativos desde la creación misma de la universidad. Se ha pasado de las tradicionales clases magistrales a la adopción y uso de tecnología que permite optimizar el proceso de enseñanza.

En este sentido, la universidad enfrenta el reto particular de saber incorporar las ventajas tecnológicas de la Cuarta Revolución Industrial a los sistemas pedagógicos.

El desafío cotidiano está en la utilización del internet, minería y analítica de datos, y agricultura de precisión, entre otros, como transición a la digitalización de la enseñanza.

Pese a lo anterior, la tecnología no reemplazará la investigación, que es desde donde se nutre la formación, y ésta seguirá siendo el eje alrededor del cual gravitan las actividades educativas.

Lo demás pueden ser medios para la transferencia del conocimiento, pero éste proviene de la investigación. Proceso que también es cambiante, y que impone dinámicas de adaptación universitaria para responder a los desafíos.

¿Para qué se educa?

Educamos para ofrecerle a la sociedad profesionales idóneos, íntegros, éticos y comprometidos con el progreso científico, social y económico que redundan en el bienestar ciudadano y el desarrollo regional.

Nuestros exalumnos tienen el compromiso de responderle al país con la búsqueda de soluciones para los problemas contemporáneos más apremiantes como: retos ambientales, equidad de género, convivencia pacífica, y consolidación de la paz, entre otros.

Cabe señalar que algunos años atrás, el profesor Moisés Wassermann decía que las universidades van a sobrevivir y tendrán su impacto en el desarrollo y la cultura, dependiendo de la forma de entender y adaptarse a los cambios y de las respuestas que las universidades ofrezcan.

Los egresados de la universidad están llamados a cumplir el compromiso social inherente a su formación.

En cada profesional subyace un conocimiento profesional y un sentido humanista que le permitirá responder de manera efectiva a una sociedad que, en últimas, constituye el principio y fin de lo que hacemos en el claustro.

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