Día Mundial del Ahorro: las palabras que se usan en todo el mundo cuando se habla de dinero

A medida que avanza el año y se acerca el verano y el precio de la electricidad y el gas se dispara, los ahorradores de todo el mundo se ven obligados a prestar especial atención a los gastos. Sin embargo, aunque los temas financieros conciernen a todos y a todas, no siempre es fácil discutirlos: de hecho, son muchos los tabúes que surgen cuando se trata de dinero y numerosos eufemismos y jergas que pueblan las conversaciones sobre este tema tanto en Argentina como en otros lugares.

Con motivo del “Día Mundial del Ahorro”, que se celebra el 31 de octubre, los expertos lingüistas de Babbel, la plataforma premium de aprendizaje de idiomas, han identificado algunos de los coloquialismos y modismos que se escuchan con más frecuencia en todo el mundo cuando se trata de dinero, con el objetivo de fomentar el entendimiento mutuo y evitar la aparición de malentendidos desagradables.

“Es muy fácil encontrarse con algún malentendido cuando se trata de dinero, sobre todo en un idioma diferente al nuestro, no solo porque es un tema delicado y hasta tabú en muchas sociedades, sino porque existen numerosos términos específicos, entre ellos la jerga, que pueden dificultar la comunicación”, comentó Gianluca Pedrotti, editor principal de contenido de aprendizaje de Babbel sobre el glosario.

Describir su propio status financiero o el de otra persona

En Estados Unidos se considera de mala educación, y casi ofensivo, preguntar a los amigos cuánto ganan, mientras que en Dinamarca una especie de ley moral tácita (la ley de Jante) impide que los ricos se jacten de ello en público. Incluso en Italia, el hecho de que una persona “fare i conti in tasca” – “se meta en tus asuntos financieros” – es decir, que verifique cuánto dinero tienes o cómo lo gastas, no es bien visto.

Sin embargo, hay muchas expresiones de uso común, a menudo de origen popular, con las que no es inusual describir el estado financiero de otra persona, o sus actitudes hacia el gasto y la compra. Éstos son algunos de ellos:

“En Pampa y la vía”: en Argentina es común escuchar esta frase para referirse a “quedarse sin plata”, sin ningún recurso, ser víctima de un desastre económico. La metáfora viene del lunfardo. Y otros la relacionan también con figuras como “estar en la lona” o “estar en la vía”.

En el barrio donde se tocan la avenida La Pampa y las vías ferroviarias se encuentra el Hipódromo, los apostadores que jugaban su suerte a los caballos y lo perdían todo, acostumbraban a irse en un ómnibus que salía precisamente “de Pampa y la vía”.

“Auf den Hund kommen”: en los países de habla alemana se dice que “ha venido el perro” a quien no tiene dinero o quien, en general, está pasando por un período particularmente difícil. El origen de esta expresión es muy discutido, pero podría estar relacionado con la presencia, en el fondo de unos baúles de fabricación alemana que antiguamente se utilizaban para el transporte y almacenamiento de alimentos, de un grabado que representaba a un perro; los que se quedaron sin provisiones, por lo tanto, “vinieron al perro”.

“Essere al verde”: según algunos lexicólogos, esta extraña expresión italiana, que significa “estar sin dinero”, tiene sus raíces en la antigua costumbre medieval de hacer que quien quebró llevara una boina verde, en señal de escarnio público, mientras otros afirman que deriva de la “sala verde” de un conocido café paduano, donde uno podía sentarse sin consumir.

“Être dans le rouge”: literalmente “estar en el rojo”, esta manera de decir francesa, que parece recordar de alguna manera el italiano “estar en quiebra”, estaría precisamente relacionada con el simbolismo vinculado al color rojo y, en particular, a la costumbre de marcar números negativos en esta clave en viejos libros de contabilidad y viejas cajas registradoras. En Argentina, también es habitual escuchar la expresión “estar en rojo” para describir la situación de no tener dinero o tener deudas.

“Avere le mani bucate” – tener las manos perforadas -: según esta expresión italiana de uso común, los que tienen las manos perforadas gastan sin control, como si, de hecho, no pudieran sostener las monedas, con agujeros en las manos.

“Flexare”: este anglicismo, particularmente amado por los italianos, deriva del verbo inglés to flex, literalmente “flexionar”; este término, originalmente utilizado para describir el gesto de flexionar los músculos, ahora se ha convertido en una metáfora común para la ostentación de la riqueza.

Las monedas, los billetes y las sumas de dinero también tienen sus propios apodos

En muchos países, se mantienen algunos apodos curiosos como, por ejemplo:

“Laxo”: en Suecia, el billete de 1000 coronas se llama en broma “salmón” debido a su característico color naranja.

“Diego, Juana y Miguelito”: en México “Diego, Juana y Miguelito” no son tres divertidos personajes de dibujos animados, sino, respectivamente, la moneda de 10 y los billetes de 200 y 1000 pesos.

“Guita”: del lunfardo, utilizado en Argentina para referirse al dinero. “Gamba y Luca” para billetes de 100, y 1000 pesos respectivamente y “Palo” para un millón.

“Beer tokens”: en los pubs ingleses tradicionales (y solo en este contexto) puede suceder que se escuchen los llamados “blue beer tokens” y “brown beer tokens”, literalmente “fichas de cerveza azul” y “fichas de cerveza marrón”, a los billetes de cinco y diez libras (azul y marrón respectivamente).

“Luca”: En países como Colombia en ocasiones le llaman al dinero “luca”. Su origen se remonta a la colonia en donde circulaban procedentes de España, unas monedas en que aparecían los reyes de España con unas grandes pelucas entonces el pueblo las llamaba “las pelucas” y de ahí se acortó con los años a “luca”.

Dividir la cuenta en el restaurante

Es común en Argentina, en salidas grupales, encontrarse frente a la cuenta, sin saber quién debe pagar qué, y decidir ¿pagar “a la romana”?, donde la cuenta se divide en partes iguales entre los comensales. Pero ese sentimiento de vergüenza o de no saber cómo dividir la cuenta en el restaurante, puede exasperarse si las personas se encuentran en un contexto internacional o en un país extranjero, donde ciertas costumbres pueden resultar groseras. Por ello, los expertos de Babbel han recopilado algunos términos a conocer para salvaguardar la armonía en la mesa:

Going Dutch: como en una división “a la genovesa”, los comensales ingleses que deciden “ser holandeses” pagan cada uno exactamente por lo que ha consumido; según el Oxford English Dictionary, esta expresión, utilizada de manera despectiva, tiene sus raíces en la rivalidad y enemistad entre ingleses y holandeses en el siglo XVII, durante el período de las guerras angloholandesas.

Por su parte, en algunos países de América Central y del Sur, en cambio, al final de la comida resuenan frases rimadas y cánticos, o se recuerdan antiguas tradiciones campesinas:

“Hacer una vaca”: en México y Chile una práctica previsora requiere que los comensales paguen su parte por adelantado en un fondo común, del cual se gira cuando se liquida la cuenta. La expresión “hacer una vaca” derivaría de los períodos de trashumancia: cuando los ganaderos llevaban el ganado del amo a pastar a gran altura, a menudo permanecían allí durante mucho tiempo y se veían obligados a sacrificar una vaca para poder alimentarse. A su regreso, sin embargo, los pastores juntaron el dinero para indemnizar al dueño y permitirle comprar otra vaca.

“A la ley de Cristo, cada quien con su pisto”: esta rima guatemalteca, es sobre un guiso a base de vegetales típico del lugar, cuya mención en este contexto es válido como sinónimo de comida.

“Ley de Esparta, cada quien paga lo que se harta”: a los salvadoreños, en cambio, les importa la jurisprudencia espartana para referirse exactamente a lo mismo, que cada uno pague su parte…


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