La cultura de consumo de contenidos de los espectadores ha virado del camino aparentemente pasivo y casi unidireccional de quien produce a quien consume, hacia una cultura de consumo participativo. Este fenómeno se ha presentado en buena medida por el auge de los dispositivos móviles y todas las herramientas que vienen con ellos, así como su confluencia con el internet.
Estas nuevas formas de producir se pueden entender a través de la perspectiva de Henry Jenkins en su libro “Convergence culture” que califica a la narración transmediática como una nueva estética que surgió como consecuencia de la convergencia de los medios.
Lo considera el arte de crear mundos. En el mismo, también denomina a la convergencia como la relación de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas y la intención de crear el recorrido que se espera que la audiencia realice por parte de las distintas plataformas.
Se puede considerar la narración transmedia como aquella cuyos relatos aparecen interrelacionados manteniendo, a su vez, independencia narrativa y sentido completo. Puede entenderse como una historia explicada desde diferentes perspectivas según el medio de comunicación empleado como, por ejemplo: un libro, un cómic, un post, un spot, una serie de televisión o un videojuego.
Desde el punto de vista de la producción, requiere crear contenido que ‘enganche’ al público utilizando diferentes técnicas para impregnar su vida diaria. Es fundamental que estas piezas de contenido estén abiertas o sutilmente ligadas entre sí, y que exista una sincronía narrativa entre ellas.