La competencia es cada vez más importante y diversa, por lo que hoy es una ventaja competitiva el estar al día con aquellas variables o hechos que afectan a nuestra actividad laboral, con información sobre nuestro sector y con nuevas herramientas de gestión pues nos permiten tener una visión más amplia en la toma de decisiones.
Así mismo, la formación continua para mejorar las competencias y habilidades permite una mejor calificación de los profesionales, ésta hace alusión a toda actividad de aprendizaje que se realiza a lo largo de la vida con el objetivo de incrementar los conocimientos, capacidades y aptitudes, además de enriquecer el nivel cultural y personal.
Es bien valorada la importancia de la formación continua en cualquier ámbito profesional. Reciclarse y mantenerse actualizado es fundamental, además de estar al día en cuanto a conocimientos, deben hacer frente a situaciones que demandan atención, concentración y que a menudo suponen estrés laboral.
Esta necesidad de actualización constante hace que la formación se entienda como un proceso a lo largo de toda la vida.
Actualmente, las corporaciones requieren —en los perfiles de puesto—, que se tenga una carrera, una maestría o postgrado, además de la formación por cursos, talleres o seminarios adicionales.
Para tener en cuenta…
Cuando se habla de posgrados es indispensable tener en cuenta:
– Objetivos del curso. Hay que leer con detenimiento las metas y la metodología del programa. Hágase las siguientes preguntas: ¿Ofrece una visión completa? ¿Se centra en los aspectos que nos interesan? ¿Contiene casos prácticos? ¿Exige la realización de un proyecto?
Es muy importante que un programa de postgrado se centre en enseñar al alumno de forma práctica y no teórica. La forma más práctica de aprender es mediante casos prácticos o la simulación de situaciones reales de trabajo.
– El aprendizaje como eje principal: La movilidad que caracterizará el siglo XXI, vendrá diferenciada por una clara necesidad del aprendizaje continuo -o mejor dicho perpetuo-.
La incertidumbre formará parte de nuestras vidas y lo que podamos aprender hoy en cualquier materia mañana puede estar obsoleto, esto nos tiene que hacer reflexionar en que ‘aprender a aprender’ puede superar el propio aprendizaje de una técnica.
Los masters y postgrados de este siglo tendrán que tener esto en cuenta. La metodología o sistema educativo que utilice la Escuela o Universidad donde decidamos cursar nuestro master tendrá que ser determinante.
Nuevas herramientas: Una maestría otorga al estudiante, en un tiempo muy corto, herramientas empresariales y personales que le obliga a madurar como profesional y le enfrenta a la realidad corporativa.
Además de mejorar la formación personal, obtener un grado académico, mayor posibilidad de empleo y remuneración, también aporta prestigio a la institución que se pertenece, estas son sólo algunas de las ventajas que ofrece cursar un posgrado.
Por otra parte, permite ampliar el pensamiento y los conceptos aprendidos ya la hora de buscar trabajo tienen una visión más internacional.
¿Qué camino tomar?
Hay varios tipos de formación, defina cuál se ajusta más a la directriz que le quiere dar a su carrera:
Especialización: Profundización de un tema específico. Son estudios de posgrado cortos que tienen una duración de un año (dos semestres académicos).
Perfil: Estudian una especialización las personas que necesitan tener las habilidades necesarias, en un tema de su interés, en el menor tiempo posible. Son personas normalmente vinculadas al sector empresarial.
Maestría: Implica investigar, analizar, comparar y proyectar. Exige profundizar en áreas en las que se considere que se puede desarrollar algún tipo de habilidad. Se toma como referencia lo que se ha hecho, lo que ha pasado, se evalúan casos exitosos y con base en ello se toman decisiones. Tiene una duración de dos años (cuatro semestres académicos).
Perfil: Va dirigido al profesional que quiere conocer un poco más de su ciencia o su línea de conocimiento, y que además siente gusto por la investigación y deseo por conocer.
